domingo, 14 de diciembre de 2008

Budapest está en Hungría

El pasado fin de semana hicimos una mini quedada del grupo D de CECO en Budapest para visitar a Ane. Allí nos presentamos Danilo (Helsinki), Nuria (Berna), Gabi (Roma) y servidor, aprovechando que casi todas las Ofecomes tenía festivo el 8 (no era el caso de la mía, por lo que me tuve que volver el domingo 7), no pudimos ver a Cris Martínez-Portocarrero porque le había dado la pedrada y se fue a Perú diez días. Alli nos juntamos los ya citados más Willy (Becario de Inversiones de la Ofecome de Budapest) y Vicente (ex-becario IVEX de la de Bucarest y actualmente trabajando en una empresa española con presencia en Hungría).



Budapest surge de la unión en 1873 de las ciudades de: Buda, Óbuda y Pest. Mucha gente cree (como creía yo hasta hace una semana) que Budapest es el resultado de unir Buda y Pest, las dos ciudades situadas en el margen derecho e izquierdo respectivamente del río Danubio, pero la realidad dice que la ciudad surge de la unión de las dos ciudades mencionadas más Óbuda, pequeña ciudad también en el margen derecho del Danubio.

Imágen de la Ópera de Budapest


El primer lugar de interés que visitamos fue la Basílica de San Esteban que es el templo más grande de la ciudad, construída en honor del rey Esteban I de Hungría (que fue el primer rey de Hungría y el fundado de la Iglesia de Hungría), donde reposa su mano derecha momificada. Es un edificio enorme situado en el corazón de Pest y el más importante de la capital que queda muy cerca de casa de Ane asi que lo visitamos mientas Gabi llegaba del aeropuerto.


En esta época del año y acercándose el solsticio de invierno por aquestos lares anochece muy pronto, en el caso de Budapest anochecía alrededor de las 15.50h. por lo que decidimos aprovechar la poca luz que quedaba e ir a ver el Parlamento, uno de los edificios más espectaculares e importantes. La importancia de dicho edifico queda patente en la existencia y vigencia (todavía hoy) de una antigua ley que prohibe construir edificios con una altura superior a la del edificio del Parlamento y de la Basílica de San Andres. El motivo: reafirmar el poder del Estado y la Iglesia sobre cualquier otro ente.

Curiosamente estuvimos visitando el Parlamento el día 6 de diciembre, este día era la celebración San Nicolás (el santo que dio origen al Santa Claus) y en los alrededores del edificio había una bonita celebración con un mercadillo, puestos de comida típica y bailes tadicionales en que participaban niños pequeños muy "salaos", haciendo muy entrañable todo.

Tras el Parlamento fuimos bordeando el Danubio donde encontramos un curioso monumento: el homenaje a las vícitimas del Holocausto del gueto judío de Budapest, expuesto en forma de decenas de zapatos de bronce a la orilla del río, debido a que una forma de eliminar a los judíos de Budapest era atarlos en parejas, disparar a uno y empujar a los dos al río quedando en la orilla los zapatos. Una triste historia que bien merece la pena ser recordada para dignificar la memoria de las víctimas, y sobre todo aprender de las barbaridades que el ser humano (nosotros mismos) puede llegar a cometer, algo que por lo visto nos cuesta demasiado en nuestro país y en algún otro.

Seguidamente cruzamos el Danubio por el Puente de las Cadenas (que cuenta con una espectacular vista nocturna), adentrándonos en Buda, subiendo en funicular hasta el barrio del castillo donde sita el Castillo Real de Buda (antigua residencia de verano del Emperador de Austria-Hungría).




El barrio del castillo esta lleno de callejuelas estrechas, algo empinadas y con unas casa bajas y de colores muy llamativos, es un lugar relamente curioso quizás algo parecido a algunas partes de Praga.


















Lo que más resalta de este barrio, incluso por encima del Castillo Real, es el Bastión de los Pescadores que a pesar de que parte del mismo estaba en obras. Este complejo es un homenaje a los pescadores que defendieron la ciudad de Buda en la edad media, y cuenta con siete torres que reperesentan a las siete Tribus Magiares que se establecieron en cuenca de los Cárpatos en el año 896 d.C.


Budapest es conocida como la ciudad de las termas, debido a la gran cantidades de manantiales y acuíferos subteráneos que tiene, habiéndose desarrollado históricamente una gran infraestructura de baños y termas. Pues bien alguna de estas termas las convierten en discotecas por las noches (con sus birras, sus cubatitas, sus dj's, sus luces a todo trapo etc...) y allí fuimos a la Cinetrip Sparty de las Termas Rudas y señoras y caballeros tengo que reconocer que aquello fue: el fiestón (escandaloso). Es muy curioso estar en una terma con música a toda pastilla con luces de discoteca y todo el mundo en bañador y en bikini bañándose en aguas termales, bebiendo y de farra en general. Como solo estábamos en bañador, no había suficiente luz, y estábamos permantentemente entre pisicinas de agua caliente, chorros y demás, no pude hacer fotos, pero les dejo aqui un vídeo de una fiesta idéntica que se hizo en febrero (suele haber una al mes más o menos), aunque en la ocasión de la semana pasada había mucha más gente.

El domingo por la mañana estuvimos dando un paseo en los alrededores de la Plaza de los Héroes, en cuyo centro está el Memorial del Milenio, monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, eregido en el aniversario número mil de la fundación de Hungría por las siete Tribus Magiares.


También estuvimos caminando por un parque aledaño donde estaba situado el Castillo de Vajdahunyad que es una reproducción de parte de un castillo que hay en Transilvania (zona de la actual Rumanía que antes pertencecía al Imperio Austro-Húngaro) que lleva el mismo nombre. Dentro de este castillo además había un colorido mercadillo y muchos puesto con comida muy rica que dos grandes gourmets como Danilo y yo no pudimos dejar de visitar probando unas exquisas patatas con carne (aunque también había salchichas húngaras, satch balcánico, y dulces varios).

La comida "de verdad" la hicimos en un bistro en el centro de Pest ya de vuelta. Probamos el auténtico "Goulash" húngaro (una especiada sopa de patatas y carne muy sabrosa) y un "asado gitano". Este viaje a Hungría, además de descubrirme el encanto que la ciudad que aglutinó a Buda, Óbuda y Pest tiene, no hizo más que confirmar lo infravalorada que está la cocina balcánica y de los países del este de Europa, un auténtico tesoro por descubrir.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Montaña Vitosha (Витоша)

La Montaña Vitosha es uno de los símbolos más conocidos de Sofía. Se alza vigilante cual guardiana y protectora de la ciudad con sus 2.290 metros de altura que mide el "Cherni Vrah"(Черни връх o "Pico Negro"), su pico más alto. Es asimismo una famosa estación de esquí no por la calidad de sus pistas sino por la cercanía a la capital.

Como ya comenté en la entrada Otoño en Bulgaria se trata de una cumbre ciertamente especial, sobre todo después de la nevada del fin de semana pasado, en la que los caminos estaban lo suficientemente nevados para conferir al paseo una explosión brutal de cambios de tonos cuando se observa la mezca de nieve, hojas naranjas en el suelo y árboles de hoja caduca con troncos negruzcos propios del final del otoño, y también la nieve lo suficiente deshecha ya para poder hacer una ruta medianamente segura (lo único algo peligroso eran placas de hielo casi invisibles).

Iniciamos la ruta desde el la propia falda de la montaña, donde nos había dejado el autobús 64 que cogimos en Sofia. Allí estábamos: Saúl, Blago, Pepa, Tom y servidor. Enseguida llegamos al Centro de Información Turística donde hay una pequeña exposición que anticipa todo lo que hay por ver en este lugar: fauna, flora, estaciones de esquí, teleférico, topografía etc, incluso hay una torre de observación desde donde se ve toda la ciudad, aunque el día de niebla nos impidió ver dicha vista. Tom (que es un señor búlgaro profesor de geografía de la Universidad de Sofía, un lujo por todo lo que nos iba explicando) nos enseñó cuál era cada uno de los montes que rodean la cuenca de la ciudad de Sofía: al sur la Montaña Vitosha, al norte y noroeste los Balcanes Centrales, y al este el Monte Lozen.

Con todo el coraje que un tipo que tanto ama esta montaña (y de la que tanto sabe) Tom nos explicó que la Montaña Vitosha ha sufrido un descenso de categoría, habiendo sido recientemente catalogada a "Parque Natural" (hasta ahora había sido siempre "Parque Nacional") simple y llanamente para poder constuir complejos hoteleros y de restauración (algo que siendo "Parque Nacional" no podían hacer) no porque el paraje haya perdido su esplendor habitual. Lo peor de todo es que ni siquiera son empresas búlgaras las que van a poder lucrarse de esta nueva e infeliz situación, son empresas de Europa Occidental las que van a venir a joder el monte para sacar la pasta. En fin, no creo que en España estemos como para dar lecciones de esto visto las aberraciones que hemos hecho con nuestra costa los últimos quince años.


Siguendo una ruta que Tom nos fue marcando llegamos al Monasterio de Dragalevtski (si, amigos, otro monasterio), con la particularidad que este es el primer monasterio de monjas (mujeres) visitado hasta la fecha. Dragalevtski no solo da nombre a este monasterio, también es el nombre de un río (riachuelo más que río) y de un pueblo-distrito de Sofía.



Seguimos andando entre las sombras y luces que, por momentos, caprichosamente los árboles nos otorgaban, hasta que llegamos a lo que considero el cúlmen de la ruta: la caída de agua "Aleko Konstantinov" que fue algo así como el pionero del turismo en Bulgaria. Fué Konstantinov quién comenzó a promocionar las rutas senderistas por la Montaña Vitosha y el que puso de moda esta actividad, convirtiéndose posteriormente y durante un tiempo en el icono del turismo búlgaro.



A esta caída de agua (la llamo así porque no es tan gande para llamarle "catarata" o "cascada") llegamos en el momento justo: habiendo nevado el fin de semana pasado pero con unas condiciones lo suficientemente buenas para ejecutar la ruta sin especial dificultad. Estas condiciones habían congelado parcialmente la caída de tal modo que se habian formado algo así como estalactitas de agua, incluso parecía que el agua caía congelada, eran unas formaciones preciosas. Igualmente en la base de la caída el frío había tallado curiosas formas de hielo como pueden ver:


jarl! ya tenemo hielo pa lo cubataaarl

A partir de entonces comenzamos el descenso hasta la base de la montaña donde finalmente cogimos el autobús para volver al centro de la ciudad. A pesar de que la vegetación tenía el triste aspecto del invierno el potencial que tiene este "Parque Natural" en estaciones como principios del otoño o primavera queda fuera de toda duda, dado que como los que me conocen bien saben no soy yo muy de subir los fines de semana a "esquiar" durante el invierno.

Próxima excusión a Vitosha: ¿el
"Cherni Vrah"?

viernes, 28 de noviembre de 2008

Primeras visitas, primera fiesta en casa y primera nevada

Hace una semana y media tuve mi primera visita: Jorge, mi bro de Valdebernardo. Fue una visita relámpago de apenas dos días (breve por motivos de curro y otras responsabilidades) pero muy agradecida. La verdad es que a pesar de la premura nos dio tiempo a todo.

La primera noche nos habían invitado a una fiesta en casa de Arnaud un francés que curra en la Embajada de Francia y aunque el evento comenzó de una forma un poco rara (el anfitrión se puso enfermo y se tuvo que ir a otra casa a sufrir en silencio ¡para no tener que cancelar la fiesta!, un grande) por no conocer a casi nadie, poco a poco se fue transformando, gracias princpalmente al alcohol, en una gran fiesta que acabó siendo de las buenas buenas.

Pero lo mejor es que el flash trip también dió de si para que Jorge conociera un poquito este lugar, su historia y su gastronomía. Eso si esta ocasión no fue diferente a a maldición que Jorge y yo tenemos, y es que a pesar de los años y el grado de hermandad que nos une apenas tenemos fotos juntos (algo que también me pasa con Juanito, siguiente comensal en Sofía), así que no hay más remedio que mostrarles la única foto que tengo de Jorge en esta vista: la que sale con Francesco, un itlaiano muy dicharachero, en la terraza del pedazo de duplex de la fiesta.

Tras la visita de Jorge vinieron Juanito y Alicia también a verme la semana pasada. La verdad es que sienta muy bien cuando alguien de fuera viene a verte y tienes la oportunidad de enseñar Sofía como si fueras un habitante más de esta ciudad. Y sobre todo hace una ilusión muy especial enseñarles tu mundo particular, aquel que te has ido construyendo en los últimos dos meses en estas frías y lejanas tierras: los amigos, el bar que más frecuentas, o simplmenente donde haces la compra, donde comes eso que tanto te gusta y otros pequeños sitios que has descubierto por ti mismo y que en cuanto los ves por primera vez ya estás deseando enseñarselo a alguien ajeno a esta ciudad.

Bien, pues ese viernes que estaba Juan aqui organicé una fiestecilla en casa. Sabía que mi casa es un casa grande para una persona pero no sabía su respuesta ante una fiesta, asi que decidí ser prudente en cuanto a la gente que invité (y los acompañantes que éstos podían traer). Gracias a Juan y Ali movimos a la habitación unos mueblecillos que hay en el salón y lo dejamos bastante diáfano y hueco como pueden observar:




Al final todo salió a pedir de boca, en el momento que más gente hubo en casa éramos 30 personas (búlgar@s, italian@s, frances@s, austríc@s, belgas, portugues@s, galleg@s, fuenlabreñ@s...y ¡español@s!) y todos estábamos cómodos y sin estar excesivamente apretados.

Lo peor de todo: no hice ni una puta foto. Se que es una vergüenza pero yo soy de los que prefieren disfrutar el momento en vez de estar todo el rato pendiente de hacer un reportaje fotográfico para luego colgar en el blog (o en el maldito Facebook que afortunadamente no tengo) como queriendo decir "¡(voz de niña pija) oys que fiesta más chachi organicé y mirad cuantos amigos tengoooo!" cuando he de reconocer que, por razones obvias (llevo apenas dos meses en Sofia), mucha de la gente que estaba en mi fiesta era solo la tercera o cuarta vez que los veía, pero en eso consiste la cosa: en ir conociendo a la gente poco a poco. Además como he dicho yo lo quería era pasármelo bien y que la gente estuviera agusto (que para eso era yo el anfitrión) y no quería estar toda la noche esclavizado a la cámara. Otra cosa es que yo tuviera los santos huevos de no hacer ni UNA P... FOTOpa una fiesta que doy en mi propia casa, eso ya si que es vaguería pura y dura, lo reconozco.

Este año no había nevado todavía en Sofía (de hecho dicen que está haciendo el otoño más cálido en 80 años) y el caso es que Alicia se estuvo pasando el jueves y el viernes deseando que nevara el viernes (ellos volvían a Madrid el sábado) para ver Sofia nevado y luego irse. Joder dicho y hecho. El viernes después de la fiesta nos fuimos por ahi a un bar a acabar la juerga y luego a dormir, cuando despertamos la mañana del domingo mi calle estaba asi:


los deseos de Ali se habían cumplido, acojonante.

Visto el panorama, y a pesar que todavía seguía nevando bastante, nos decidimos a dar un paseo por la ciudad y echar unas fotillos (esta vez si). Entre las que hicimos destaco varias como por ejemplo en la que sale Juan (un poco agarrotado por la fresquera) en Estadio Nacional Vasil Levski que es donde juega la selección de fútbol de Bulgaria y es la sede de la Federación Búlgara de Fútbol (el Wembley búlgaro) que se ve desde mi ventana y tengo a 3 minutos de casa (a sus gimnasios interiores es donde voy con Pepa cada martes y jueves a clases de boxeo).



También curiosa la del LADA (típico coche soviético) nevado y alguna otra que son chulas.





El día siguiente, el domingo, hizo muy buen día con toda la nieve todavía casi virgen por la ciudad y el cielo completamente despejado y muy azul, por lo que junto a Pepa y Dani decidimos dar un buen paseo por la ciudad y hacer unas fotillos que espero todos ustedes disfruten.





Como verán las fotos muy bonitas, y los dos primeros días de nieve son infantilmente bellos, pero a partir del lunes la bonita blanca nieve se convirtió en chapapote negro y en enormes planchas de hielo sobre la acera, esto unido a mi atuendo laboral de traje y zapatos convertía el ir al curro en un simpático deporte de riesgo al que creo que voy a tener que irme acostumbrando. Estas fotos las tomé en un barrio más hacia las afueras de Sofia donde está la Embajada China (a la que tuve que ir para sacarme el visado del viaje de navidad).


Queda pendiente mostrarles esta bonita ciudad en la que vivo y que tengo inmortalizada en muchas fotos hechas durante las mañanas de los sábados de otoño (antes de que nevara) en las que con resaca o sin resaca salgo solo a la calle a descubrir los entresijos de esta capital y encontrar bonitas instantáneas que retratar.

martes, 18 de noviembre de 2008

Terremotos en Sofía

No es habitual hacer dos entradas tan seguidas pero creo que la ocasión lo merece. El fin de semana pasado ha habido dos terremotos en Sofía, uno el sábado por la noche a las 22:08h. de 4 grados en la escala de Richter y otro a las 7:05h del domingo de 3,5 grados.


Yo, la verdad es que no me enteré de nada. El del sábado por la noche me pilló saliendo de casa con Jorge (que vino a verme este finde desde Madrid) y no noté nada. Había quedado con Dani, Kasia, Fran, Isa y Nicolau en la puerta de casa de Pepa y Dani (a 1min de mi casa) y no me enteré de nada. Cuando llego me preguntó Dani que si había notado un estruendo o explosión: nada. Al parecer como me había pillado en la calle, al aire libre, no se notó tanto. Ni de coña creíamos que era un terremoto.

El de las 7 de la mañana si que ni de coña, principalmente por el ebrio estado en que pillé la camita una hora antes. Nada de nada.
Aqui podeis ver la noticia en inglés y en castellano.

Desde luego no es una cosa de risa, porque desgraciadamente mucha gente muere, sobre todo en países con menos recursos, debido a este "cabreo" de la naturaleza. Solo me alegro de no haberme enterado de nada y de que no haya habido daños.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Rila

Hace cuatro fines de semana, aprovechando que Pablo (el novio de Pepa, becaria de informática) estaba en Sofía decidimos ir al lugar turístico más visitado de Bulgaria (después de Sofía): el Monasterio de Rila (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983).



En Monasterio de Rila se sitúa a unos 117km. al sur de Sofía, y está espectacularmente enclavado en el profundo valle del río Rilski rodeado de varias montañas a modo de muros vegetales que forman el Macizo de Rila, a 1.147 metros sobre el nivel del mar.



La época en la que fuimos, el comienzo del otoño en Bulgaria, no hizo más que confirmar lo especial de las sensaciones que el visitante va experimentando según se va acercando al lugar. Estas sensaciones nada tienen que ver con lo espiritual o lo religioso del lugar, que para la gente que se dedique a ello (en especial los cristianos ortodoxos) lo es, simplemente los colores, tamaño y espesor de los árboles, así como la majestuosidad de esas altas montañas aparecidas de la nada y una cierta neblina surgida durante todo el día confieren un halo de misterio y magia al lugar ya de por sí, leyendas religiosas al margen.





San Juan de Rila (876d.C.-946d.C) fue un monje ortodoxo que convirtió las montañas de Rila como su eremitorio huyendo del politiqueo del clero su tiempo y de la relación de éste con la aristocracia. Según cuenta la leyenda surgida a partir de testimonios de pastores y cazadores, Juan de Rila vivía en las circunstancias más sencillas y humildes, en pequeñas cuevas sin apenas luz. El misticismo de este personaje provocó que muchas personas fueran a su encuentro en un principio en busca de “asesoramiento” espiritual, más tarde buscando curación a enfermedades y bendición a sus almas. La leyenda de Juan de Rila fue creciendo hasta tal punto que eran varias las personas que, convencidos por el estilo de vida del ermitaño y con los rumores de milagros, imitaron a este personaje y le acompañaron en su eremitorio. La comunidad de monjes se hizo tan numerosa que decidieron comenzar a construir lo que hoy es el actual Monasterio de Rila.



Juan de Rila fue canonizado tras su muerte y es considerado un símbolo por los cristianos ortodoxos que cada año visitan los restos de este personaje en el Monasterio que él creó. La iglesia venera a San Juan de Rila por haber extendido el cristianismo en la península balcánica, es venerado por las iglesias Ortodoxas de Bulgaria y Grecia, así como las de Rusia, Ucrania, Serbia y Rumania.

El Monasterio es una obra de arte en sí. La arquitectura, las formas y los colores parecen negar la evidencia que lo que este edificio representa: un lugar sagrado, de hecho parece sacado de una serie de dibujos animados. La alegría de los colores así como la redondez de sus arcos convierten a este monasterio en algo estéticamente muy atractivo. Son también curiosos la cantidad de dibujos que se encuentran entre los arcos y los muros.
















La muchedumbre deslució algo la visita, sobre todo la fotografía, pero una vez escrutamos cada pared, cada fresco y cada recoveco decidimos volver hacia Sofía, no sin antes hacer parada (que no fonda) en un restaurante en el bosque a solo 5kms del monasterio. Allí nos sorprendió un camarero búlgaro que hablaba muy bien español ¡con solo 3 meses trabajando de camarero en Benidorm! (lo de la gente de Los Balcanes con los idiomas es talento puro y duro, lo cual acompleja en cierta forma la tozudez, rigidez y dificultad que tenemos los españoles para tal fin) que nos sirvió viandas típicas del país: sopa de callos, pollo con champiñones (exquiso), patatas fritas con queso syrene fundido y por su puesto de postre…¡yogur!

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Otoño en Grecia?

26º a la sombra. Si, señoras y caballeros 26º grados a la sombra hacian ayer día 2 de noviembre a las afueras de Kavala (Provincia de Macedonia Central, Grecia) a las 15.30h cuando volvíamos en coche hacia Bulgaria.

Llevaban tiempo diciéndome que la parte norte de Grecia (Macedonia Central, Tracia etc.) que hace frontera con el sur de Bulgaria, era una zona que merecía la pena visitar. Por ello durante la semana urdimos suficientemente un plan pefecto para poder pasar el fin de semana por allí, pero ninguno de nosotros nos esperábamos esto.

Salimos de currar el viernes tarde y nos cogimos el super Seat Ibiza alquilado y tiramos millas para el sur, llegamos a Thessalonika (o Salónica), pero ello no nos impidió ver la cantidad de vida que tiene la ciudad.



Thessalónika es la segunda ciudad más poblada de Grecia (800.000 habitantes) y también es la segunda en importancia del país. Probablemente a muchos les suene por sus equipos de balonesto el PAOK y el Aris pero quizás a otros les suene por ser el comienzo de la península Calcídica, donde se encuentra Stagira, también antes llamada Estagira, localidad natal de Aristóteles (por él la Universidad Aristotélica de la ciudad). Es una gran ciudad con uno de los puertos comerciales más importantes del Mar Egeo, ciudad costera por tanto y con una gran afluencia de turistas, pero creo que nos somos conscientes de la suerte que tuvimos por encontrar la ciudad sin estar infestada de gente.

Cuando nos levantamos el día estaba bastante nublado y con una fuerte niebla, pero a lo largo de la mañana según íbamos recorriendo los entresijos de la ciudad el sol se iba haciendo fuerte, hasta tal punto que casi todo el paseo lo tuvimos que dar en manga corta. Pergeñados con ese tipo de prenda fuimos recorriendo: la iglesia de Aghios Demetrios, así como la Rotonda de San Jorge (con el único minarete, que quedó a salvo de la destrucción de todo lo relacionado con el Isam) la Torre Blanca, la Plaza de Aristóteles, el Arco y Tumba de Galerio o la Iglesia de Santa Sofía.











Tras degustar exquisos manjares de la zona (queso feta con aceite de oliva y yogurt, souvlaki, vino de retsina, boquerones, bolas de espincas, cerveza Alpha, y un postre de la casa hecho del almendras y que nos sirvieron de regalo en todos los restaurantes a los que fuimos etc.) en una callejón magico con unos restaurantes familiares muy acogedores, decidimos movernos a Kavala, a unas dos horas en coche.







A Kavala llegamos también de noche, pero fue lo sufientemente temprano para poder tomar una fresquita Mythos (cerveza griega) y luego volver a cenar en la Taverna Midalaikis, cuyo camarero no paraba de tratarnos tan bien que ya nos daba hasta vergüenza dejar que nos siguiera trayendo cosas. Ternera en salsa, croquetas de queso feta, ensalada griega y por supuesto el postre-regalo de la casa de almendras.

Por la mañana bien tempranito, nos dedicamos a escrutar aleatoriamente las callejuelas, cuestas y escaleras que llegan al castillo que observa majestuoso la ciudad desde un monte cercano, no sin antes pararnos a tomar un auténtico café griego, servido por una muy guapa griega. Tras la pertinente visita al Casitllo, de donde podíamos ver unas impresionantes vistas de la ciudad y del imponente Mar Egeo, seguimos recorriendo la ciudad y algunas de sus más importantes lugares: iglesias varias y el gran acueducto.










Cómo veíamos que el calor iba apretando más y más (lo de ayer fue un auténtico día de verano) decidimos bajar a la playa y amortizar lo que el viernes era locura: el bañador, y estuvimos bañándonos y chapotendo casi una hora. El agua: solo fresquita al principio, nada de meternos en el agua para hacer la foto y ya está no, lo de ayer fue baño en condiciones, largo y tendido.





Con el agua entró la gusa y decidimos comer pronto para comenzar el camino a Sofía lo antes posible y evitar los atascos de entrada a la ciudad, algo que no conseguimos.

Grecia es una maravilla, sitios preciosos, pueblecitos mágicos a orillas del Mar Egeo, una gastronomía tan variada como exquisita, pero sin duda lo mejor es la amabilidad de sus gentes, la honradez, la alegría y la empatía que derrochaban en cualquier lugar, cada bar, cada restaurante que parábamos a tomar una birra y a comer, cada persona a la que preguntábamos "¿cómo ir a?", cada peatón, todo absolutamente increíble, lo cual me lleva a relativizar humildemente esa supuesta alegria, hospitalidad y amabilidad de la que los españoles "como pueblo mediterráneo" nos jactamos. A más de un@ le mandaba yo a Grecia una semanita a aprender un par de cositas...

Vuelvo a deber un par de entradas: la del primer finde en Bulgaria (noche de fiesta Búlgara y de Chalga, ya os contaré); y la visita al Monasterio de Rila que hicimos hace un par de semanas, pero sepan que mucho más temprano que tarde las publicaré.